“La patología que se puede tratar de esta manera es una estenosis de la válvula aórtica, que va generando que la válvula se estreche y eso ocasiona que la persona pierda capacidad de respiración y capacidad cardíaca, que ya no se soluciona con medicamentos", señaló el profesional.
Birollo agregó que entonces "en el 80 o 90 por ciento de los casos debe hacerse un recambio de la válvula mediante una cirugía a cielo abierto, de 4 ó 5 horas, con anestesia total, con circulación extracorpórea, que además requiere de una recuperación de al menos cuatro o cinco días en Unidad Coronaria; y luego del alta, hasta 10 días para que la persona pueda volver a caminar”.
“Con el recambio valvular percutáneo, conocido internacionalmente como TAVI, lo que hacemos generalmente es un acceso desde la arteria femoral de la ingle logrado llegar a la válvula cardíaca de la persona con un catéter. La válvula viene montada o preparada en un sistema de liberación donde no hace falta una cirugía abierta y desde allí se corrige el problema”, enfatizó.
Proceso interdisciplinario
Finalmente, Oscar Birollo dijo que la intervención “fue la etapa final de un complejo proceso que requirió de trabajo arduo, interdisciplinario, solidario y comprometido, al menos en esta primera experiencia en el Cullen, que demandó más de ocho meses de preparación”.
Por su parte, el director del hospital Cullen, Bruno Moroni agradeció a los servicios de Cardiología, a través de las secciones Hemodinamia, Valvulopatías, Unidad Coronaria, Internación, Cardiología; servicios de Neumología, de Cirugía Cardiovascular, de Anestesia, de Compras y de Auditoría.
En la cirugía intervinieron los doctores Mario Cibils, Julián Dalurzo, Oscar Birollo, Juan Pablo De Brahi (hemodinamistas); el anestesista Juan Ignacio De Brahi; las enfermeras Adriana Pinto, Ismael Albarenque, Evelyn Ortiz, Milagros Maidana y Florencia Bertuni; además de Florencia Berli, Claudio Alva, por radiología.